Pero cuando pienso en una personita pequeñita que dependa de mí, a quién ame con locura y que me ame de regreso con la misma intensidad, no me veo a mi misma realizada, satisfecha y feliz en ese rol.
Mi terapeuta dice que establezco una distancia emocional con el posible hija/hijo que pudiera tener y en eso andamos, pasamos horas juntas tratando de descubrir si no quiero como una decisión libre o si no quiero porque hay cosas que tengo que resolver y que hacen que el hecho de no ser madre sea una reacción, casi una provocación.
En los últimos meses me paso leyendo a y sobre mujeres con hijos y cuando hablo con madres trato de saber que las llevó a dejar de pensar (el cómo, hasta dónde, para qué) y pasar al acto de quedar embarazadas. De lo mucho visto y desde mi cómodo distanciamiento emocional, he podido identificar etapas: decisión, embarazo, parto y… el resto de la vida!!
- De la decisión lo poco que creo haber entendido es que, salvo excepciones, embarazarse nunca es tan rápido como tirarse a la piscina y entonces una vez tomada la decisión, se trabaja duro y parejo para obtener el objetivo de ser fecundada. (Yo sigo bloqueada en esta etapa).
- Sobre el embarazo resulta que éstos varían hasta el infinito, hay desde las que lo disfrutan cada segundo, hasta las que sufren cada gramo.Cada historia es única y todas me han tocado el corazón.
- Del parto, me quedan en general las historias dolorosas, esos gritos desgarradores de mujeres que van a separarse (para finalmente ver y unirse para siemere) de una criaturita que las ha acompañado durante varios meses. Peinso en esas parejas que tratan de unirse en un momento en el que uno de los dos está de más. Recuerdo a familias enteras seguir el evento con la emoción a flor de piel. Me han dolido las historias de veo mujeres solas desesperadas, seguras que con ese dolor todo vuelve a comenzar.
- Y el resto de la vida? Pues ese terreno se mantiene borroso, sin detalles, en suspenso. Es como si, una vez que los hijos llegan - transformando cuerpos, reglas, agendas, casas, objetivos y demás - todo cobra un sentido trascendental, todo tiene un significado evidente solo para los que se han atrevido a llegar hasta ahí. Sobre esta etapa, mis preguntas parecen incomodar por obvias y hasta irreverentes.
En estos meses, no dejo de preguntarme permanentemente, cuántos hombres se toman tan en serio la decisión de tener hijos?. Los que deciden no tener hijos lo reafirman a diestra y siniestra, en voz alta, sin el menor cuestionamiento y presiento que se lo permiten porque se sienten seguros que tienen toda la vida para cambiar de opinión.
A mí en cambio, se me acaba el tiempo, y mi único temor es que una vez que ya no tenga más óvulos que se paseen felices por mis trompas de Falopio, de pronto descubra que sí, que quiero pasar por esa experiencia, que se acabó al distancia emocional que, sí quiero un hijo o una hija....
PD:
voy a comenzar a averiguar cómo congelar mis óvulos!