sábado, 20 de setiembre de 2008

Ay! Que dolor!!

Ayer sentada en mi oficina sin que nada extraño ocurriera tme empezó uno de esos dolores de cabeza, uno de aquellos que comienzan muy fuertes y que parecen no parar de aumentar en intensidad.

Esos dolores que te vuelven medio tonta, y que son tan intensos que todos tus pensamientos se van muy lejos y ya no puedes concentrarte en nada, salvo en sentirte mal.

Esos dolores que hacen que entrecierres los ojos y que frunzas el ceño. Esos, que no te dejan otra alternativa que decidir tomar algo para que se te pase lo más rápido posible.

Sentía que el dolor estaba ahí dentro pero que su poder se extendía por todo mi cuerpo y que hasta mi escritorio comenzaba a sentirse mal. Algo latía en medio de mi cerebro y tenía la impresión que ese algo estaba a punto de explotar dentro de mi cráneo.

Ese malestar esta ahí encerrado y yo tenía cada vez más ganas de golpearme la cabeza. Darme un par de buenos golpes parecía una buena solución, un par de golpes muy fuertes y quizá el dolor podría desaparecer rápido, tal como llegó.

Tanto dolor y la posible solución tan simple, tan al alcance de mis manos, pero no me atreví o mejor dicho no tuve le tiempo, porque el medicamento empezó a hacer efecto.

Cuando finalmente el dolor pasó me quedé pensando en los dolores (creo que es obvio que no tenía otra cosa más interesante de que ocuparme).
Por ejemplo, cuando te duelen los pies, la barriga o el cuello, tienes ganas de frotarte o pides a alguien que te haga un masaje. Cuando te duele el estómago, o tienes cólicos no hay nada mejor que sobarte un poco y poner algo calientito.
Pero como es posible que cuando te duele la cabeza, o una muela o los oídos, en lugar de pensar en hacer algo suave y agradable, la idea de golpear o arrancar venga a nuestra mente ?, es una cuestión de institnto ?, le pasa a todo el mundo, o soy la única loca a la que se le ocurren esas cosas ?
En todo caso, felízmente que existe el paracetamol efervecente que actúan en menos de 10 minutos.