jueves, 27 de mayo de 2010

Ma de madrastra!

Es lógico ser consciente de todo los aspectos negativos de un ser humano, pero estar profundamente convencida que es una buena persona?

Cómo es posible poder observarte hacer algo que repruebo totalmente y unas horas después estar completamente segura que es solo un episodio pasajero?

Porqué puedo estar molesta durante días, semanas y meses con otros, por temas poco trascendentales y sin embargo, tengo ganas de protegerte y de calmarte apenas veo que el brillo de tus ojos se transforma en un laguito de lágrimas?

A quién se le ocurre poner las manos al fuego por alguien que desde hace semanas miente mirándome a los ojos?

Desde cuando sigo dándole una oportunidad a una persona a quién le expliqué mis miedos, dudas y esperanzas, esa persona que justamente mientras me da el beso de buenas noches se reafirma en mantenerme engañada?

Cuántos gritos furiosos, cuantos pañuelos empapados de lágrimas y de mocos me faltan, antes de dejar de darte el beneficio de la duda?

Dónde tengo instalado el botón off, que me permitirá reprimir las ganas de abrazarte y consolarte?

Qué es lo que me ata a este rol que me cansa y me aburre hasta la médula, mientras no te tenga delante mío?

En que lugar está ubicada esa fuente inagotable de paciencia para seguir ayudándote y acompañándote en tus deberes diarios?

No me reconozco en la manera de afrontar este período por el que estamos pasando. El dolor, el miedo y la tristeza están marcando mis días, pero nunca tanto como para pasar por alto que eres en gran parte responsable de mi felicidad, porque:

  • cuando siento que no voy a poder seguir en este proceso me regalas una de esas miradas que nos hace cómplices.
  • cuando ya no tengo razones para quedarme más tiempo en el trabajo y entro a casa a regañadientes me recibes con un beso lleno de esperanza.
  • cuando en la mañana presiento que todo saldrá peor que nunca me sonríes guardando la distancia.
  • cuando el aburrimiento, la pena y la angustia se convierten en dolores de cabeza insoportables, me traes una taza de te, una pastilla, una manta y no me sueltas la mano mientras vemos la tele juntos.

Hijo, acá tienes a tu madrastra, acá estaré siempre para acompañarte en los momentos difíciles, así te cuidaré hasta que seas demasiado grande, de esta manera te amaré hasta que sea vieja y odiosa. Ya no eres mi hijito, estás cambiando y yo voy a aguantar firme como un roble mientras te descubres y te construyes, para volver a conocerte.

1 comentario:

Jen dijo...

fuerza hermanita, qué suerte tiene ese hijo tuyo