lunes, 9 de junio de 2008

Pero, para que sirve el domingo?

Puede parecer una habilidad o un don especial, eso que tenemos algunas personas de poder aprovechar el domingo haciendo absolutamente nada de nada, pero para mí es lógico, es algo natural contra lo que no intento luchar y que se altera solo en caso de estar fuera de casa.
Desde que puedo decidir por mi misma, los domingos me levanto de la cama lo más tarde posible, tomo un super desayuno, y empiezo a hacer cosas que no impliquen alterar la posición ideal pqra ese día: sentada.
A veces podía sacrificar algún domingo para ir a la playa, ir al cine o a pasear, pero esas salidas eran al final del día y en casos muy pero muy especiales. También las compras de último minuto de navidad y del día de la madre y padre, podían sacarme de la casa.
Como ahora estoy casada, esta buena costumbre ha variado un poquito, porque hay un esposo y un hijo y entonces a veces me ocupo de preparar el desayuno, cocino algún postre, hasta vamos a «fiestas» de amiguitos, salimos al bosque para dar un paseo a pie o en bici y hasta puedo ir a ver partidos de football o visitar a la familia política.
Puedo decir que mi esposo y mi niño han comprendido que en domingo, yo no cuento, que no deben incluirme en sus planes, que de preferencia respondo con monosílabos y que mientras menos me mueva de mejor humor estaré.
Pero sucede que ellos, cada domingo siguen buscando cosas que hacer, razones para moverse y salir de casa y si no las encuentran rápidamente, empiezan a dar vueltas alrededor mío (sentada en el sofá limándome las uñas, pelando nueces, depilándome las cejas, viendo la final de Roland Garrós, etc) como intentando encontrar la inspiración para una actividad nueva y fascinante.
Y ocurre que alguno,
solo para hacer algo, se lance a preguntar «Fiore, que vamos a hacer?" , y no hay muchas posibilidades de respuesta, una de ellas suele ser: «yo nada, pero ustedes pueden hacer lo que quieran, no?», y en el mejor de los casos les recito la lista interminable de cosas que podrían hacer los dos (juntos o separados/fuera o dentro de la casa) si no quisieran hacerlas conmigo.
Ayer, a eso de las 10:30 am, mientras yo disfrutaba de mi lado de la cama y un poco harta de escuchar como mi marido no paraba de dar vueltas y refunfuñar, quise saber que pasaba y respondió «no me gustan los domingos, no sé para que sirve un día como éste ».
Francamente, después de 3 años y medio de casados y con un tan buen ejemplo delante suyo, este chico no ha aprendido nada !!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jaaaaaaaaa, no se por q razón pero nunca habia entrado a tu blog. Ahora me lo estoy leyendo de un tirón, este fin de semana tengo que trabajar, asi que no tendré domingo... que buena idea ha sido adelantarlo al viernes!!!!!!

Fiore dijo...

Voila!!! Tu has comprendido todo!, si debemos hacer cosas en domingo, deberíamos pasar otro día haceindo "nada".